Personajes:"Personalmente Juan Tribulo"

En esta primera versión de "Personajes de la Pol Gru" tenemos el honor de recibir la visita del "Profesor Juan Tribulo" conozcamos un poco mas sobre su historia.

Desde Entre Ríos, pasando por Palermo Viejo y llegando finalmente al Jardín de la República, el reconocido y aplaudido actor nos cuenta parte de su historia de vida. A los 6 años, uno de los creadores de la Escuela de Teatro en Tucumán- hoy Licenciatura- descubrió que tenía capacidad de entretener y atraer la atención de un espectador. Y desde ahí no se detuvo más. Categorizado como investigador y a punto de jubilarse, sigue enamorado de la actuación, un arte del que no ha dejado de aprender, además de enseñarlo

¿Cuando comenzó a actuar?


-Yo actúo desde los 6 años. Mi primera obra fue cuando ingresaba a la secundaria, a los 12, 13 años. A los 6 hice un papel en la escuela y eso me marcó definitivamente porque me ponderaban y yo sentía que lo que hacía causaba gracia, entonces escuchaba las risas, después escuchaba los aplausos y me sentía muy bien, estimulado por eso. Además actuaba en la Iglesia Evangélica haciendo papeles en las fiestas de la Navidad, o de la Madre. Fue en la Iglesia que uno de los pastores, Manuel Garófalo, me dirigió en una obra de los hermanos Álvarez Quinteros: “El Genio Alegre”. Esa fue mi primera obra a los 12 años y de ahí no paré. Mientras hacia la secundaria, además, era locutor de mi pueblo (Rosario del Tala, Entre Ríos.)porque hacía la publicidad cuando cursaba 4º y 5º, los dos últimos años. Esa fue una época que yo recuerdo como muy apasionante porque además ensayaba obras trabajando en los 3 elencos disponibles en mi pueblo: en la Iglesia, en el Centro Sportivo Peñarol y en un Teatro Independiente. Eso me definió totalmente. Terminé la secundaria en mi pueblo, en Entre Ríos, y me fui a Buenos Aires con el pretexto de estudiar locución pero en realidad mi sueño era estudiar Teatro.

¿Y que siente cuando actúa?

En realidad uno lo hace, trabaja, y disfruta frente al público. El Teatro se completa con el público. Y cuando uno siente que la obra gusta, que el personaje entra en el público, lo disfrutamos más. En realidad en toda mi carrera nunca me ha tocado hacer nada en contra de mi voluntad o de mis gustos y el placer comienza desde ahí: desde lo que uno elige, decide aceptar cuando le proponen. Así que acá en Tucumán, debuté en el año 90 porque, a pesar de que había llegado en el año 84, esos primeros 6, 7 años me dediqué a crear la escuela, a implementarla, a enseñar. Tenía comisiones que atender así que estaba todo el tiempo organizando en la escuela, los planes de estudios y no actué hasta que Rafael Nofal me invitó a participar de un proyecto que era “ULF”, de Juan Carlos Gené. Mi compañera de escena era Elba Naigeboren. Esa fue una experiencia.

¿Qué sintió después de tanto tiempo sin haber actuado?

-Que estaba desesperado por subir a un escenario. Y lo que sentí después de haber enseñado todo el tiempo, desde que llegué en el 84, que implementé el 1º, después el 2º en el ‘85, 3º en el ‘86, 4º en el ‘87, 5º en el ‘88, después me quedé con 4º y 5º, tuve que armar todos los planes de estudios, recordar lo que había aprendido yo como estudiante para organizar la enseñanza... y me di cuenta que enseñar era aprender de nuevo, y dar era recibir con creces porque cuando volví al escenario de pronto sentí que era un actor distinto, que había crecido, que tenía más posibilidades, que todo lo que había enseñado en el contacto con estudiantes en la Facultad de Artes me había dado una experiencia infinita, así que todo eso lo capitalicé para mi profesión de actor y para seguir enseñando.


¿Por qué fue un punto de inflexión venir a Tucumán?

-Primero fue un cambio rotundo en nuestras vidas. Nos habíamos casado con Mariana en el 74, 10 años antes. Yo trabajaba en todo lo que te dije. Tenía organizada mi vida. Trabajaba muy bien en publicidad. Había empezado a trabajar en el Colegio Nuestra Señora de la Unidad en San Isidro, había empezado a tener papeles un poco más importantes en las telenovela. Quiere decir que yo ya tenía organizada mi vida profesional. Teníamos una casa fantástica en Palermo Viejo, una casa que era tipo chorizo muy chiquita que la compramos así como estaba y la refaccionamos. Quiere decir que estábamos instalados, con amigos, con gente querida en todo el entorno familiar y cotidiano. Y fue tan grande el desafío, y tan tentadora la propuesta de Julio Ardiles Gray de hacerme cargo de ese proyecto de Escuela de Teatro en la Facultad de Artes en la Universidad de Tucumán, que me permitió dar el salto. Era un salto con riesgo. Era una responsabilidad muy grande asumir la creación de una escuela, de una carrera universitaria. Que comenzó siendo licenciatura en realidad. El primer plan era una carrera corta de 3 años y finalmente después vimos la posibilidad de extenderla y hacer una licenciatura.